¿Te gusta tener (muchas) flores en el jardín? Entonces déjate llevar con bulbos de verano. Estos pequeños tesoros son la joya de la corona de tu oasis verde
Colores espléndidos
Los bulbos y tubérculos de verano hay que plantarlos en primavera para que florezcan en verano y a principios de otoño. En la gama se incluyen flores de diversos colores con formas y tamaños espectaculares. Lo que todos ellos tienen en común es que son espectaculares y, por ello, el perfecto toque final para tu jardín.
Gama
Los bulbos de verano más conocidos son las azucenas (Lilium), las dalias (Dahlia), las calas (Calla), los gladiolos (Gladiolus), los agapantos (Agapanthus) y las begonias (Begonia). Las especies menos conocidas, como la caña de Indias (Canna), el lirio araña (Hymenocallis) y las tigridias (Tigridia), también son preciosas. Elige los que más te gusten y plántalos en tu jardín.
Plantación
Planta los bulbos simplemente como un grupo muy junto o individualmente entre las plantas que tengas en el jardín. Comprueba en el paquete el espacio y la altura necesarios. Por ejemplo, las azucenas necesitan menos espacio que las dalias. ¿Quieres poner manos a la obra? Aquí te damos un par de consejos útiles:
- Elige el momento adecuado. Los bulbos de verano se empiezan a plantar a partir de abril, cuando ya no hay posibilidad de que haya heladas. ¿Sigue haciendo frío? Espera un poco más, ya que no pueden contra ellas.
- Haz un agujero para plantarlos: dos veces igual a la altura del bulbo o tubérculo. Las begonias y las dalias son la excepción, ya que hay que plantarlas justo debajo de la superficie para que reciban el calor del sol.
- Coloca con cuidado los bulbos de verano en la tierra sin apretarlos.
- Cúbrelos con la tierra excavada. Nada más plantarlos riégalos con abundante agua para que puedan echar raíces rápidamente.
- Si la primavera ese año es seca, mantén la tierra del jardín húmeda.